La mejora genética de las poblaciones locales de abejas melíferas se ha revelado como la mejor manera para realizar una apicultura más eficaz y sostenible, ya que mejora los rendimientos de las colonias y aumenta su supervivencia debido a que la adaptación al medio de las razas locales posibilita un mayor aprovechamiento de los recursos naturales del entorno y a la vez disminuyen la utilización excesiva de la alimentación artificial. Por otro lado, la mejora de aquellas características de la abeja local que son interesantes para la apicultura hace que una subespecie local sea más atractiva que otra foránea mejorada, consiguiendo de esta manera que la conservación de dicha subespecie, y por añadidura de todo su acervo genético, sea más eficaz. Así, el lema “conservación mediante la utilización” es una máxima que guía los pasos de numerosos Programas de Cría por toda Europa que pretenden dotar a las diversas subespecies nativas de abejas europeas de características deseadas por los apicultores, de modo que obteniendo una abeja mejorada para el apicultor se conserve la abeja local adaptada a cada entorno.